Somos seres sociales. Siempre estamos en conversaciones, incluso con nosotros mismos. Hacer conciencia de “qué” nos decimos y “cómo” nos estamos hablando es un primer paso y el más necesario: conocer qué pasa en nuestro interior, a veces explorarnos puede resultar difícil.
Aldous Huxley decía: “Solo hay una pequeña parte del universo de la que sabrás con certeza que puede ser mejorada, y esa parte eres tú.”
El diálogo interno es casi constante. Desde que nos levantamos en la mañana ya estamos dialogando con nosotros mismos. A veces son pensamientos automáticos como: “hoy tengo que llegar más temprano” “quiero terminar el informe” “debo cumplir con lo que le prometí a tal persona”, pero también hay otras conversaciones, y depende cómo nos hablamos y que nos decimos pueden influir en nuestras acciones y pensamientos.
Desde la psicología está comprobado que los seres humanos somos propensos a las autoconversaciones negativas. La mayoría lo hacemos, cuando algo no sale como esperábamos, cuando cometemos un error, surge esa vocecita de la conciencia diciéndonos lo inútiles o tontos que somos por equivocarnos o por no lograr lo que nos propusimos.
Muchas veces nos hablamos desde la crítica, desde el perfeccionismo, desde la culpa, desde la exigencia, desde el victimismo. –
Te propongo que dediquemos un momento a pensar las palabras que nos decimos y cómo nos afectan: ¿me permito fallar?, ¿qué nivel de exigencia me pongo?, ¿soy muy duro/a conmigo? ¿Cómo reacciono cuando algo no sale como esperaba? ¿qué palabras suelo decirme?
“No me va a salir, soy un inútil”
“Debería haberme preparado mejor, seguro no me dan el puesto”
“No soy suficiente”
“Tengo el conocimiento, pero hice todo mal”
Desde la neurociencia se ha descubierto que cuando hablamos en nuestro cerebro se activan determinadas zonas, y cuando escuchamos se activan zonas diferentes. Entonces cuando hablamos con nosotros mismos, las zonas del cerebro que se activan son la de la escucha. ¿Qué pasaría si constantemente estamos escuchando: “No puedo” “No soy capaz” “No me lo merezco” “No lo voy a lograr” “Soy feo/a” “Estoy gordo/a” “Nadie me va a querer”, ¿qué autoestima y confianza podremos construir desde allí?
En general esto ocurre en nuestra vida diaria, y tanto que se vuelve una forma automática de hablarnos, pasa desapercibido y nos acostumbramos a ello.
No es solo el hecho de cómo nos tratamos y las emociones que generamos, sino que al ir repitiendo esto, lo generalizamos y lo vamos incorporando de manera inconsciente a nuestra identidad y el efecto de esto es que nosotros mismos nos terminamos limitando. –
Si tu diálogo interno duele, te hace sentir mal o incómodo/a, o te genera emociones que no te gustan, es momento de replantearte lo que te decís a vos mismo.
¿Se puede cambiar o mejorar el diálogo interno? Si, se puede. Quizás no sea algo que resulte de un día para el otro, pero sí puedes entrenarlo. –
En principio y como primer paso empezar a identificar esos pensamientos y conversaciones internas. Cada vez que algo no sale como esperabas, identifica lo que te dijiste. Lo ideal es que cuando te descubras con un pensamiento de estos, lo escribas sin juzgarte, solo anota lo que vas distinguiendo. Al final del día, o incluso de la semana podrás releer y darte cuenta de todo aquello que te decís, que sensaciones te genera y en cuantas acciones te limita.
Pero, ¿cómo hago para pasar de una conversación negativa a una más positiva? ¿Qué efectos y beneficios nos puede brindar hablarnos mejor?
En principio nos ayuda a:
construir o mejorar nuestra autoestima,
mejorar la autoconfianza,
mejorar nuestro rendimiento,
potenciar habilidades e incluso hasta descubrir otras que no sabemos que tenemos.
mejorar la observación y reflexión
a conectar con nuestras emociones y aprender a gestionarlas
Entonces cuando vamos identificando estas conversaciones negativas, busquemos cambiar el discurso siendo más amables, compasivos y optimistas.
Por ejemplo, si al dar un examen sales mal y pensas “soy un idiota, hice todo mal, debería haber estudiado más” podes cambiar esa conversación por “lo hice con las herramientas que tenía, ahora ya sé que debo reforzar y la próxima vez me irá mejor”. –
No quiere decir que cada tanto no aparezca la vocecita que reprocha los errores, pero sí iremos teniendo las herramientas para poder afrontar cada obstáculo que se nos presente. – Y cada vez que te descubras en un pensamiento de ellos podés reflexionar: ¿esto que me estoy diciendo se lo diría a otra persona? Y dirigí esos pensamientos a vos mismo. ¿Esto que estoy diciendo me aporta valor?
El lenguaje no es inocente, por tanto, todo lo que nos decimos es poderoso y tiene consecuencias. –
Nuestro diálogo tiene que ser amable, compasivo y alentador, pues influye en nuestras decisiones y acciones. También en nuestras emociones. Cuando nos hablamos con amor, con paciencia, optimismo nos estamos dando el poder de superar obstáculos, de alcanzar todo aquello que nos proponemos.
Coach Ontológico Leila Pauleti
Contacto +5493764686395
IG: https://www.instagram.com/coach_leila_pauleti/
Mail: leilapauleti.coach@gmail.com