Vivimos a un ritmo avasallante. Queriendo y procurando cumplir con todo y con todos, olvidando con frecuencia lo más importante, “NOSOTROS”. Y es que para muchos, decir “basta” o “No”, es toda una proeza… ¿A qué se debe este hecho curioso? Pues al sistema de creencias que tenemos insertado, en donde es mal visto que yo me elija por encima de un otro, “es un egoísta” dicen.
Es la cultura en que naces, los patrones sociales, las costumbres familiares, la religión, todo nos lleva a adquirir falsos paradigmas, que inconscientemente nos acompañan desde temprana edad y tienen como resultado, el tratarnos con suma exigencia, porque la vara está muy alta.
“Tu padre estudió mientras trabajaba y se graduó con honores, si él pudo, por qué tu no”, como por ejemplo. El castigo si lloras o te quejas, incluso, un “no pidas ayuda”. Así, nos van reprimiendo emocionalmente, a tal punto, que nos sentimos poco valorados y, lo que es peor, poco queridos.
Es entonces, cuando de adultos se nos complica el asunto, nos alejamos del amor propio y el autocuidado porque no nos enseñan a querernos. Entendiéndose este último, al respeto por nosotros mismo y nuestros tiempos, al valor y al amor que nos damos, a poner límites. Qué nos decimos a nosotros mismos, cómo permitimos que nos traten, en fin, cómo me cuido.
Es por eso, que quiero dejarte algunos puntos a considerar para no perderte en rutinas desgastantes, pensamientos rumiantes y retomes el camino al bienestar y al autocuidado:
- Aprende a elogiarte, cada logro por pequeño que sea, cuenta.
- Evita la sobre estimulación, sé selectivo con los tiempos que inviertes en RRSS.
- No te compares con nadie, los tiempos son diferentes en cada persona. Antes o después, no dictamina el logro o el cumplimiento del objetivo o meta.
- Practica el Slow mode, sal de la cultura de la prisa y del hiperactivismo.
- Vive cada etapa en tu vida, ya que, cada una trae consigo instantes de crecimientos y de disfrutes.
- Realiza una actividad física, ejercicios, caminatas, pero muévete.
- Organiza tus espacios físicos, entendiendo por ellos al lugar donde trabajas, creas, duermes o vives. Planificar tus actividades, dándole prioridad a lo que es realmente importante, permite que el cerebro conecte con el orden, piense, ejecute con eficacia y mayor concentración.
- No te niegues sentir vulnerabilidad, sé amable y paciente en esos momentos. No tengas temor a expresarlo. Háblalo y pide ayuda si no logras gestionarlo. Recuerda que el poder expresar, ayuda a descargar el peso en la mochila.
Como siempre digo: hablar alivia y comprender, es sanar!
Cristina Rivero Mendible.
@coachcristinarivero
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