¿Cuántas veces te has descubierto diciéndote a ti mismo que algo es imposible? ¿Que no eres capaz de lograr un objetivo? ¿Que no eres suficiente para una determinada persona o tarea? Y, como resultado, te has limitado a la hora de hacer algo, o has dejado pasar una oportunidad por no creerte capaz. ¿Te ha sucedido?
Estas limitaciones no solo están relacionadas con la forma en que nos hablamos a nosotros mismos, sino también con lo que creemos que podemos hacer, dar y merecer. Estas creencias están arraigadas en nuestro interior y se conocen como “creencias limitantes”.
¿Qué son las creencias limitantes? Son opiniones, pensamientos e ideas sobre nosotros mismos, las personas de nuestro entorno y el mundo en general y cómo funciona. Estas creencias actúan como lentes que determinan la forma en que percibimos el mundo y su realidad. Es importante destacar que nunca vemos el mundo tal como es, sino que lo vemos e interpretamos según nuestra propia perspectiva. La mayoría de las veces no somos conscientes de tener estas creencias, ya que son tan habituales que pasan desapercibidas. Sin embargo, de manera silenciosa, nos llevan a saboteamos tanto en nuestra vida personal como en la profesional.
¿De dónde provienen estas creencias limitantes? Se forman a lo largo de nuestro crecimiento. Algunas de ellas pueden ser heredadas de nuestra familia, amigos, y personas en nuestro entorno, del contexto social y cultural en el que nos desenvolvemos e incluso de experiencias que han dejado huella en nuestra vida. Estas creencias se refuerzan con el tiempo a través de experiencias repetidas, lo que nos hace percibirlas como suficientemente sustentadas y, por lo tanto, ciertas, sin cuestionarlas.
¿Cómo afectan nuestras vidas? Tienen un poder excepcional: el condicionamiento. Las creencias guían nuestros pensamientos y tienen la peculiar capacidad de condicionarnos. Si creemos que todo va a ser un fracaso, es muy probable que así sea. Estas creencias también controlan nuestras acciones. Por ejemplo, si decimos: “no soy capaz de competir en una media maratón porque no soy una persona preparada”, limitaremos nuestra acción, considerando esta creencia como una verdad absoluta, sin buscar ni considerar otras posibilidades. Pudiendo preguntarnos: ¿Sería posible que yo me prepare también?
¿Cómo podemos liberarnos de estas creencias limitantes? La primera etapa es tomar conciencia de ellas. Debemos reconocer esas voces críticas en nuestra mente, identificar las creencias que nos frenan y cuestionar su validez. Preguntarnos a nosotros mismos: ¿De dónde provienen estas creencias? ¿Son realmente ciertas? ¿Aportan algo positivo o nos limitan?
Luego, debemos reemplazar esas creencias limitantes por creencias fortalecedoras. En lugar de decirnos que no podemos, debemos afirmar que somos capaces. En lugar de decirnos que no merecemos el éxito, debemos recordarnos que somos dignos de él. Debemos practicar la autocompasión y el autocuidado, tratándonos con amabilidad y paciencia mientras enfrentamos esas voces críticas.
La transformación de las creencias limitantes es un proceso continuo que requiere práctica y perseverancia. Cuando desafiamos estas creencias y actuamos en consecuencia, descubrimos que somos mucho más capaces de lo que habíamos imaginado. El viaje de liberación de las creencias limitantes es un camino hacia la autorrealización. Nos recuerda que somos los arquitectos de nuestra propia vida y que, a pesar de las cadenas invisibles, tenemos el poder de liberarnos y alcanzar alturas inimaginables.
Entonces, desafía tus creencias. Enfréntalas con valentía, ámalas y avanza hacia el futuro que mereces. ¡Porque eres capaz de mucho más de lo que jamás imaginaste!
Coach Ontológico Leila Pauleti
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